Las ecoespera nos tocó con todas las fechas navideñas por delante, Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes, con lo que decidimos contárselo a alguien "por si pasaba algo". De los míos mis padres y hn@s, y de los suyos eligió a su madre. Así que a todos por teléfono, ya que nos veíamos en breve, se lo contamos. En otras circunstancias hubiéramos esperado hasta la eco, y se lo hubiéramos dicho a la cara, pero fue así. Al otro lado del teléfono encontramos mucha alegría, sorpresa (nadie sabía de los tratamientos) y mucha cautela (provocada por nosotros y nuestros temores).Y así llegaron las Navidades, empezamos con los míos, todo el mundo sabía lo que había con lo que relajados, no había que mentir respecto a no comer jamón, vino, no poder oler tabaco... Mucho respeto y alegría en el aire...
La Nochevieja siguió con los suyos. Había una embarazada en la mesa, que en éste caso y sin saberlo ella, fue mi aliada. A ese lado de la mesa no había jamón, sí que se dieron cuenta de que no bebí vino, y ya tenían instaurada la costumbre de no fumar donde estaba la embarazada, y ahí a su lado yo. Por primera vez en toda mi vida infértil estuve presente en una conversación sobre bebes y embarazos escuchando, participando, preguntando, y sin querer huir... Y era muy consciente de ello, me sentía muy muy rara.
Reyes lo pasamos solitos, sin mucha ceremonia, sabiendo que 2 días después tendríamos la esperada eco.
Ha sido bonito ver cómo aumentan las llamadas y la atención por la preocupación de saber qué tal va todo. Es bonito también el sentimiento de paz y relajación de que por fin me esta pasando...
Ligeros cambios de pensamiento y emoción que sólo quien ha estado tan encima de "protegerse" de embarazos y bebes puede percatarse...